Dulce venganza
Valeria fue a trabajar a la dulcería como todos los días. Pasó el portón de la fábrica y el dogo argentino se le acercó. Era una bestia enorme, con ojos avellana de humano rencoroso y una mandíbula carnicera que anunciaba…
Valeria fue a trabajar a la dulcería como todos los días. Pasó el portón de la fábrica y el dogo argentino se le acercó. Era una bestia enorme, con ojos avellana de humano rencoroso y una mandíbula carnicera que anunciaba…
Lucrecia contempló su cocina en esa mañana de domingo y sonrió satisfecha. “Perfecto”, se dijo a sí misma. Luego pasó el dedo por las hornallas, los azulejos de atrás de la cocina y las mesadas, comprobando que no quedaba ni…