Crónica sobre la autoestima
Hay un mandato social con la belleza femenina. ¿Viste cuando tenés unos cinco años, y vas de la mano de tu mamá, con vestidito, colitas y zapatos Guillermina? Ahí vas, inocente y recibís el veredicto del mundo adulto, o bien te dicen:-¡Pero que linda nenaaa!!! Genial, has sido bendecida por los dioses. O bien:
-¡Pero que nena más simpática! ¡O Encantadora! ¡Qué rica, que graciosa!!!
O sea, sos NO-linda. Ahí ya sabés que la vas a tener jodida. Te toca laburar, no sé qué será, pero tenés que HACER algo. La linda no, ya con ESTAR ahí le alcanza. Imagínate, se pone cualquier cosa y todo le queda bien, va despeinada y sin maquillaje y está todo bien. La No-Linda tiene que aprender a combinar colores y ser elegante, aprender a peinarse, a maquillarse con discreción, o como se dice a “arreglarse”. La linda no necesita abrir la boca, emana su belleza por donde va. La No-linda tiene que ser inteligente. Otra no le queda.
Pero ojo, está el drama de la linda. Porque la linda, se supone que no puede ser inteligente. Ya sabemos que no es tan así, yo tengo amigas inteligentes Y lindas. Ahora si es inteligente y linda tiene que ser frígida. Es como que no se acepta el cúmulo de cualidades, para una mujer, claro está…. Igual, para mí esto es un rumor que hicieron correr las no-lindas para serrucharles el piso a las otras, onda: entendeme, flaco, o linda y boba o venite conmigo…
Pero sigamos. Al llegar a la adolescencia, yo tenía anteojos, era petisita, gordita, narigona, con complejos al por mayor.
Con lo caradura que soy hoy no podés pensar que era tan tímida. Fijáte que me hablaban y me ponía roja, hoy me llego a poner colorada y entre eso y las pecas te digo sisi, soy una nena…. Hoy para tener 40 y tres hijos no estoy tan mal, pero chicos, eso es trabajo constante, ¡la linda no lo hace! Así que a los tipos jóvenes les digo, piénsenlo, salir con una no-linda es una inversión a futuro.
Imagínate cuando después de una noche de amor el quía te ve al natural. Te pueden pasar dos cosas, que el tipo te mire y diga:
– ¿Quién sos?
Y eso es muy triste, porque no sabe literalmente como llegaron ahí, y vos, guerrera, autoafirmada le contestas: yo soy una mujer… Bueh, dejémoslo ahí, o la otra que te puede pasar es que te diga:
-¿Sos vos?
A mí me suele suceder que como tengo pelo ondeado me digan la segunda. Porque vos me ves peinada y zafo, viste. Pero me agarra la lloviznita traicionera y fuiste, mi pelo tiene voluntad propia y se me ondea, pero para donde se le canta el culo, me hace un signo de interrogación en medio de la frente, me arma remolinos por doquier y no sabes si soy una oveja después de un vendaval o decidí emular una virulana[1]. Si hay humedad no sabes si me escapé de los sesenta con el afro de Diana Ross y si me hago un rodete me quedan los rulitos por todos lados como rebeldes interrogantes.
Un día decidí hacer algo por mi maltratada autoestima y fui a clases de baile. Es lo mejor que pude hacer. 20 años en total de diferentes bailes.
Imagináte, en el boliche, en situación de levante. Claro, la linda se sienta y van todos al pie. Nosotras no, tenemos que usar la inteligencia. Chicas, yo les explico, vos estas en un boliche, razonablemente alegrona y cachonda. Tenés a Nicole Neumann a un lado, Karina Jelinek del otro y vos en el medio. No importa, porque si bailás bien te llevás al que vos quieras. Garantizado, porque Nicole Neumann y la Jelinek no mueven un dedo por el tipo que les interesa. Ya tenés un punto a favor.
¿Entonces, como te das cuenta que surte efecto, que llamaste la atención de tu objetivo? A ver a mí me gustan los quías, no, cada uno con su mambo, acá no se juzga a nadie, pero a mí me gustan los varones. Los varones tienen el instinto más visible. Es fácil, porque los hombres son como los gatos, tienen un sensor de movimiento incorporado en la vista, ¿entendés? Van siguiendo los movimientos de su presa con la cabeza. Vos te movés de acá para allá y él mueve de acá para allá… Vos te movés a los lados y él mueve la cabeza a los lados. Cuando lo tenés así, mimetizado, es tuyo.
Así que fui a aprender a bailar, reggaetón, tango, salsa, bachata, rock and roll además del consabido cuarteto y merengue. Ustedes dirán, ¿todo eso? Y si, ¡era fea con ganas!
Otro truco, cuiden la voz. Hablar con voz chillona es anti sexy. A todas nos pasa que, en un momento de emoción, copeteada, o en un lugar ruidoso donde tenés que alzar la voz empezás a hablar con voz de pito y ves que el tipo que querés seducir va alejando sus oídos del horrible sonido que emana de tu boca. Yo me río como una cabra loca, así que ese tema lo dejamos a aparte, pero hagamos el esfuerzo por modular en un tono grave. A las antiguas locutoras les decían que hablaran con voz vaginal. ¿A lo Marilyn? ¿Un poco trola multiorgásmica un poco bebota? I Wanna be loved by you… A mí la parte bebota me cuesta viste, las de mi gremio me entienden, pero, en fin.
Por último, tengan actitud, caminar a lo Mazinger Z pisando huevos no va. Caminen bien, perras. A ver, ah no, está mal la coma, caminen bien perras, che.
Con todo eso conseguís la atención de cualquier quía, el tema es después que valga la pena…
[1] Esponja de metal para los platos