| |

Crónica del vuelco

A mí me pasó más de una vez de empezar una relación, con un chabón X. Y pinta para una cosa y bruscamente no. Ponele un quía, no viene al caso, cualunque. Digamos que el quía cualunque viene con un ritmo de pila vieja en lo que respecta a la construcción de la relación. O peor, le sale el gataflorismo y da dos pasos para adelante y tres para atrás, O tercera opción, es altamente negador e histérico y dice que sus approachs de seducción son inocentes. O, por último, una letal combinación de los tres (todo esto, como siempre, vivenciado dolorosamente por la Suscribiente, je).

Ponele que vos te tomaste las cosas con calma y decidiste poner paños fríos sobre tu propia ansiedad y avanzar pasito a pasito, suave suavecito, e irte pegando poquito a poquito. Vas paulatinamente acostumbrándote a que el quía se te vaya entretejiendo en tu cotidiano. Llega un punto en que ese ritmo se te hace habitual, con metas cortoplacistas y sin ilusiones rosadas.

De repente y sin decir agua va al quía cualunque se le ocurre dar EL VUELCO. Entendámonos, no un cambio de dirección, eh? No. ¿Viste ese giro repentino de 180 grados que te deja turulata y desorientada? ¿Viste cuando de golpe y porrazo el tipo no te dice más por el sobrenombre, sino por el nombre completo? Zas, decís, ¿me porté mal? Porque cuando tu vieja te decía todo el nombre era porque se venía el chancletazo, ¿o no?

Agregále que pasa de ser distante y casi frío a apasionado y demostrativo como si no hubiera un mañana… Imagináte que lo tenías que llamar vos porque si no ni noticias, que vos tenías que hablarle del tiempo y la inflación en África Subsahariana hasta que la situación caía de su propio peso y arreglaban para verse. De eso a que de repente te llama y te dice

– “hola divina, ¿cuándo nos vemos?”.

¿Qué nos pasa? Sudor frío, palpitaciones, mínimamente ataque de pánico o paranoia. Lo primero que pensás: ¿Que hice??? O ¿Qué hizo???No sabés si alegrarte o salir corriendo. Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.

En un mes el tipo rompió todas las barreras que no había pasado en varios meses. Yo estaba segura de no haber variado mi comportamiento. Peor, porque entonces no depende de una. Por lo tanto, la inseguridad que me generaba tenía que ver con que no tenía ni la más remota idea de porque este buen hombre había decidido alegremente comprometerse sentimentalmente conmigo, con presentación al clan incluida. Los hombres dirán,

-Peeeeeero no hay nada que les venga bien?

No es eso, es que escapa a nuestro entendimiento, llámese comprensión, o bueno, digámoslo con todas las letras, control.

Se me ocurrió preguntar, como fue que ese clic tan drástico se había producido y la respuesta me dejó perpleja. Y sucedía que el quía este, llamado por hoy cualunque, me confesó un cagadón que se había mandado y que yo había adivinado casi a la perfección. No me pareció grave el hecho en sí, pero la furia me inundaba que hubiera sucedido frente a mí, en una flagrante falta de respeto, con una desprolijidad indignante y encima, me lo hubiera posteriormente negado. Un insulto a mi inteligencia. Obviamente que, a partir de ahí, nunca más algo que yo viera tendría valor de suposición, porque ya comprobé forever su realidad intrínseca. En otras palabras, se le venía la noche. Que fuera por la sombra y despacito, no vaya a ser cosa que se le cayera un piano en la cabeza.

Por suerte consulté con mis amigos hombres. Todos recalcaban lo positivo de que este quía cualunque hubiera confesado/confiado su fechoría y reconocido mi superioridad intelectual (y modestia, obvio). Yo no lo podía creer. Mientras seguía elucubrando maneras de desollarlo vivo, porque la vascada me puede, uno de ellos me dice,

-Es que somos así, o vamos a lo pavote o de repente nos caen todas las fichas juntas en la cabeza. Es como que viene una cerveza espumosa y de golpe se asienta. Es un quiebre sin retorno, para bien y para mal también.

En esas viene, el cualunque, y me pregunta si digerí la información.

-No me gustó ni mierda, le dije.

– Lo sé, pero pensá que a partir de ese momento me dije que quería algo más serio.

Pffff. Otra diferencia hombre /mujer, no queda mucho más que aceptarla, alegrarse de que en ésta toque para bien y mantener los ojitos abiertos ante otro cambio de viento. Y después dicen que las mujeres son veletas.

Otros escritos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *