Crónica de una noche de furia
No doy más. Fue una noche de furia.
Estaba pensando en la inutilidad de mis dos quías, el platónico y el depravado, que, si las papas queman, bien gracias. Uno que te llena la cabeza y el otro que te llena…bueh, pero ninguno te resuelve nada del día a día.
Así estaba cabizbunda y meditabaja ocupada en menesteres de madre cuando mi amiga Pato me llama. Resulta que tiene un kiosco-almacén-vendetutti donde oficia de consultora matrimonial, psicóloga y experta contable a través del cuadradito de treinta por treinta de su ventanilla a la diagonal (perdón El diagonal).
Desfilan una caravana interminable de extrañas figuras como dice el tango, por su confesional abierto de 8 a 22.
-¡Gorda! ¡Se cortó la luz! ¡Y acabo de reponer los fiambres, gorda!
Dejemos el epíteto de lado porque la cosa no estaba para discutir… Así que me acerqué raudamente a su negocio. Estábamos las dos viendo cómo rescatar la mercadería de las heladeras. Pato vociferaba como un camionero que reventó las duales traseras y ve que va a terminar en cualquier banquina…. El estilo Pocahontas que suele tener había devenido en medusa de ojos relampagueantes, y como tiene unas cóleras legendarias quienes la conocemos tratamos de nunca ser el motivo de su enojo…..
Le digo, con ganas de salir rajando,
-¡Llevemos el freezer de los helados a casa! Imaginen a dos gatas flacas (bueno no entremos en detalles) arrastrando un freezer lleno de helados por la 73 (perdón El 73).
No contentas con eso nos arremangamos las mangas y nos levantamos los lompas y trasladamos algo como 40 kilos de fiambre en el carrito que mi ex-quía en un arrojo de bondad me regaló.
En un momento ella estaba vaciando una de las heladeras y me dice:
-Después de esto cerramos . Para quien no conoce el kiosco cerrar es: Entrar silla y mesa más carteles, bajar la metálica, poner la puerta etc…
La miro medio acobardada y le digo:
-Y si cerramos primero para no dejar los fiambres afuera mientras ?
Me mira con su mejor cara de tujes y empecé a evaluar las posibilidades de trepar por encima de las rejas del negocio cuando me dice:
-Vos sí que sos recontrainteligente …
Al final ( perdón, a la final) terminamos de trasladar todo entre las dos y sin intervención de ningún ente masculino y nos comimos unos terribles patys primavera con queso y pepinillos. Mm mm esto sí que es vida…. Así volviendo del agotamiento me dice » yo te tengo que levantar un monumento » bueno, le digo pero que sea frente a la cancha del lobo»……..