Crónica de boliche

Salíamos las chicas un sábado por la noche. Las tres recientes separadas y la casada metidas en un tacho rumbo a la ciudad vieja. El tachero era un joven bombón que estaba para hacerlo fundir y enseñarle un par de cosas sobre la vida en general y la mujer en particular.

Íbamos hablando por el camino y una dice: éramos tan tontas, las nenas de ahora, con la información que tienen ¡son rapidísimas!!! -Ja! Digo yo, ¿Saben cómo fue mi charla materna de educación sexual? ¡No! Me dicen.

Bueno cuando era pura e inocente, de unos 15 años, un día mi mama me llama a la cocina. Había dispuesto un pepino y dos kiwis y me los señalo con el mentón: acostumbráte, me dijo.

Resulta que mi mama era de la creencia que las cosas importantes se deben decir en menos de cinco palabras y las pelotudeces en infinitas. Mi progenitora me miró de hito en hito y me dijo:

-Vos tocá, donde gusta, insistí. Y con eso me largó a la cancha. Tan mal no me fue…

El tachero, impasible.

Ana dice: yo explicaciones no tuve, pero hubo una época en la que cajón que abrías encontrabas preservativos… Entre las medias, el maquillaje, ¡por poco entre las galletitas!!! Que no le falten, ¡por dios!!!! Habrá pensado mi vieja…

El tachero, inmutable, un profesional.

-Y lo q me pasó a mí? Dice Sol. Martino de 11 años viene y me pregunta: ¿mama que es un consolador?

GLUP, hicimos todas. ¿Y qué le dijiste?

El tachero, cara de póker, entró a relojiar por el espejito.

-bueno en casa te explico, le contesta Sol, mientras elucubraba con ponerle alplatz en el jugo de naranja de la cena.

El pibe, como todo pibe que hace una pregunta, insistía en obtener una respuesta. Sol, ganando tiempo, pero corta de argumentos pregunta

-hijito, donde oíste esa palabra?

– en la escuela mamá.

El tachero seguía relojiando por el espejito, cada vez con menos disimulo.

– y cómo fue que lo escuchaste hijito?

– Ma, un nene estaba llorando y yo lo calmé y la maestra me dijo » Sos un gran consolador!

¡Ay estas maestras que tienen en sus manos construir la inteligencia de nuestros hijos!!!!!

-menos mal que le pregunte! Dice Sol, ¡sino imaginate las contra explicaciones!!!

Por fin el tachero no aguantó tanta barbaridades juntas y largó la carcajada, porque tienen entrenamiento, pero era demasiado. Nos bajamos y comenzó la noche…

Primera salida de recientísimas separadas. Hable con Julia para salir porque tenía atravesado el mal trago de la indecisión de un quía. ¡Salgamos! Dije y que sea lo que Dios quiera. Llego a las 22 a lo de Sol de calza y remera negra, black is black, obviously. Estaban María y Sol. Esperamos a que Julia se dignara a hacer acto de presencia y luego se arreglara durante casi dos horas. ¿Pero cuantos ojos tiene para pintarse??? ¿Cuantos pelos para planchar??? Yo que estoy vieja y a las doce o una me tiro de cabeza a la catrera ya empezaba a decaer. Encima las veo a todas de short con strass y blusita y recordando que solo tengo ropa para oficiar de Madre con M Mayúscula de María Madre de Dios, le digo a Sol:

– ¡Prestame algo!! Me presta una remera más corta. Me fijo y aunque estoy digna con mi 85-65-96 a veces la falta de firmeza hace que yo baile tango y mi cuerpo samba… Resultado me fui de clásico vestido negro. Una lady. Nos vamos en un tacho a Queimada que por cierto es un clásico del cine con Marlon Brando de los ochenta sobre el colonialismo, pero eso, no le interesa a nadie…

Llegamos y tocó una banda, copada, me encanta la música en vivo. ¡Y se largó el baile! ¿Cómo estaban todas? De calza y remera, ¡ay dios! Eso me pasa por indecisa, es lo peor que le puede pasar al ser humano…Había un promedio de cinco hombres para 25 minas y ninguno se levantaba ni a la mañana, porque discúlpenme pero hombres que encaren, eran los de antes…encima, los buitres, a la única que le caían era a la casada del grupo que los fleteaba sin miramientos por el hambre de las demás.

Yo movía un pasito para acá, un pasito para allá. Así unas tres horas seguidas ya que la combinación espacio-calor-ambiente no daba para más. Para quien me conoce y sabe que suelo bailar a morir e indecentemente como es lógico a una (casi eh, dije casi) veterana se imaginan mi frustración. En un momento se oyeron dos compases de bachata y cuando me iba a desacatar la trastocaron en cumbia. ¿Por qué???? En otro momento se oye el rock del gato dije me encaro el jovie del dueño con tal de bailar algo como la gente, pero no, era versión cumbia, ¡por favorrrrrrrr sáquenme de acá!!! Me sentí sapo de otro pozo, y sin princesa que lo bese.

En fin, fue como llegar de otro planeta, después de 12 años con el mismo quía. Quizás sea eso el karma por haberlo dejado, y la penitencia bailar toda la música con base de cumbia.

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