Crónica de la mamá del año
Yo andaba por la vida con una colgadez aceptable, cuando me hice madre. No sé porque, me parecía que mi vida era muy simple quizás, y pensé en entregarla a los fragores de la maternidad. Hoy en un día promedio, limpio/cocino 3 horas, trabajo seis, estudio una o dos con suerte, duermo entre 4 y 6, me ocupo de mis cachorros las restantes.
Entre trayectos varios sin contar trámites excepcionales, un día promedio, camino unas 40 cuadras y bicicleteo 60 y subo y bajo 10 veces los 17 escalones de la escalera de la casa. Otra que gimnasio. Más allá de eso, sin la ayuda de tías/ abuelas/hermanas, para ser madre y más aún madre múltiple hay que desarrollar superpoderes.
-ser omniciente.
Acordarse de que Mati cumple años el lunes y Tatu el martes, pero lo festejan el sábado y domingo respectivamente, de 16 a 18 y de 17 a 19. Pero aclaremos, Mati y Tatu, ¿de cuál de mis tres hijos son amiguitos? Y de hecho, Mati y Tatu, nene, nena, género fluido…?
-ser de una paciencia infinita y contemplativa.
Nadie considera normal que la madre múltiple tenga accesos de ira cuando se entera que debe hacer en el siguiente orden: una galera de mago de papier mache, un mapa en 3D de las provincias argentinas y una reproducción del sistema solar con bolas de tergopor, todo para la misma semana, y con escasos días de anticipación. Entonces ves madres múltiples haciendo OMMM para sus adentros cuando miran el cuaderno de comunicaciones de sus retoños.
-tener don de ubicuidad, o de desdoblarse en clones.
Un día retiro a mi nena menor a las 12.02 hs, la maestra, meneando la cabeza y con ese tono entre sarcástico y condescendiente me dice:
-Hay que llegar más temprano, mamá…
La miré desde la otra margen de la furia y apelando a mi paciencia infinita y contemplativa le espeto, apoyando la dicción con el gesto de la mano:
-tres chicos, tres colegios en tres direcciones distintas, todos salen a las doce, una sola mamá. La cara de la seño era un poema.
Yo sé que tres es multitud porque con tres hijos ya no te piropean los albañiles. ¿Dirán que estoy menos buena que antes? Puede ser, pero siempre hay un roto para una descosida, ¿no? Además, lo constaté, si voy con uno de mis hijos me dicen:
-¡Que pan dulce para rellenarlo, mamita! A esa altura sos mamita.
¿Con dos?
-Mamaza, estás para hacerte dos más!
Ahora con tres no, ya quedás fuera del alcance de la guarangada. Es que, con más de dos pasas a ser Madre con M de María Madre de Dios, así vayas con la raja al aire, tres hijos imponen respeto.
O sea, si tenés un hijo, sos Mamita o MADRE. Si tenés dos hijos sos REMADRE, y si tenés tres sos RECONTRAMADRE, ya más de tres sos una SUPERMADRE, y te levantan monumentos.
Además de la cantidad de hijos, otra cosa las diferencia:
La madraza, está es la que hornea tortas, se acuerda del cumpleaños y el segundo nombre de cada uno de los treinta compañeritos de su/s vástago/s, es re-amiga de la seño y siempre organiza la colecta del regalo del día del maestro. ¿Viste esas madres que se criaron con Boludísima Satelital y te hacen un elefante con un papel de caramelo? Esas. Outfit típico: jean demasiado grande o demasiado chico, pero nunca en talle, remera o camisola y zapatillas o chatitas. Hay mamás que están matadas, decía el Depravado. Claro cómo están “realizadas” ya pasan a un segundo plano otras cuestiones.
El otro estilo, la mamaza, que se mata en el gimnasio, que es la envidia de las madres descritas anteriormente porque tiene un lomazo, porque solo a ella le queda la calza flúo incrustada y la remera con agujeros y sin corpiño. A esta la tildan de mala madre porque sale de noche y cambia seguido de chongo, y encima lo dice, la muy caradura. Hace Zumba, baila todo tipo de danzas lascivas, come macro biótico y parece que le injertaron al pendejo porque no tienen un gramo de grasa abdominal. Obvio se lleva como el culo con la seño, porque la seño es mujer también, y como tal le envidia el desparpajo a la mamaza, je.
Hay otro tipo, las madres intelectuales, que viven estudiando, no importa que, se rigen por los planetas y están por ende medio en la luna con respecto a los actos escolares y tareas de sus retoños. Si no se desviven por las causas universales como Greenpeace entonces están más al tanto de lo que pasa en la huelga de mineros de Tanganika que a la vuelta de la casa. La seño las mira con condescendencia: -viste, está perdida, pobre…Estas llevan el pelo enmarañado y ropa muy suelta con estampados indescriptibles tipo me cago en los cánones de belleza porque soy rebelde buey. Sino colores oscuros a lo monje negro del Apocalipsis, en los dos casos obviamente sin maquillaje.
Después estamos las que no entramos en ninguno de estos modelos o un poquito en cada uno. Un rompecabezas entre madrazas/mamazas/madres intelectuales, no nos pueden situar bien en ningún lado. Como siempre bah.
Encima, yo, que soy recontramadre, me tengo que fumar reflexiones de este estilo: tenés a tus hijos, debés estar orgullosa. Claro, ya te realizaste, se supone que, si te separaste debés vivir en un estado de viudez como en la época medieval, agradeciendo el tener hijos que cuidar y que te cuidarán (en fin, está por verse) cuando llegues a vieja. Como si por si ser recontra madre no tuvieras sexualidad. ¿Quién dijo? ¡Ja!
Además, hay un prejuicio que dice que ser recontra madre o supermadre equivale a transformarte en un adefesio. ¿Algo así como Katy Bates en Misery? La gente se sorprende que tenga una silueta femenina corriente, digamos talle 40-42.
Está bien que la maternidad deja huellas, ¡pero no exageremos! Además, como no va una a estar flaca si tiene que triplicarse para ir a buscar a sus retoños a los cumples/fiestitas/pyjamadas, etc, a veces a los tres en el mismo horario en distintos puntos de la ciudad! No sabés si clonarte o calzarte la capa de Flash.
Imagináte cuando decís que estudiás un posgrado/militás políticamente/criás a tres chicos/tenés dos chongos/ hacés grullas de papel y horneás budines/no vas al gimnasio, pero te la bancas en mini/ te maquillás y te llevás como el orto con la maestra, pero porque es una pelotuda? Te miran como alienígenas.
Quien me manda a tener vida propia, así nunca me van a dar el premio de la mamá del año…